Bruno Ruyu, especialista con vasta experiencia en Inteligencia Artificial (IA) y docente de la Maestría en Ciencia de Datos de la Universidad Austral, reflexionó sobre los cambios y desafíos que presentan los modelos de lenguaje, liderados por el ChatGPT. Estuvo acompañado por más de 100 asistentes que participaron del último webinar organizado por el área de posgrados de la Facultad de Ingeniería.
Algunas cifras que sorprenden. En tan solo 2 meses, el ChatGPT alcanzó los 100 millones de usuarios. Su adopción por parte de la sociedad fue tan rápida que superó a las redes sociales, tal como refleja el gráfico. El ChatGPT introdujo una nueva plataforma, así como lo habían hecho anteriormente internet y el mundo mobile.
Los modelos de lenguaje están basados en un tipo de redes neuronales. Estas redes neuronales se entrenan con una gran cantidad de datos para que luego se pueda inferir resultados a partir de ellos. Para el armado de los large language models, como el ChatGPT, se utiliza una tecnología llamada transformer. El ChatGPT fue entrenado en su primera versión con 120 millones de parámetros (Chat GPT-1), 1.5B en su segunda versión (Chat GPT-2) y con 175B en su tercera versión (Chat GPT-3). De nuevo, las cifras nos sorprenden.
El chat genera texto y su alcance es prácticamente incalculable. Puede ser utilizado para producir resúmenes, resolver problemas matemáticos, buscar información en los casos en los que googlear lleve mucho tiempo, escribir código de programación, y ¡muchísimos usos más!
En empresas, se puede incorporar, por ejemplo, en los chatbots de atención al cliente. En estos casos, el ChatGPT incorpora mucha más naturalidad, flexibilidad, información de contexto y memoria.
También puede reemplazar los dashboards: con una sola pregunta se puede consultar cualquier información sobre la empresa. Es una herramienta mucho más práctica y rápida para obtener un dato en menor tiempo.
Ruyu no pasó por alto las preguntas de los asistentes sobre los cambios que puede traer el chat. El especialista hizo mención de dos grandes desafíos a los que nos tendremos que enfrentar:
La clave está en usar las herramientas para mejorar lo que uno hace. “Es imposible negar que las nuevas tecnologías ponen en riesgo algunas profesiones más que otras. Los que van a ser realmente amenazados son quienes se resistan a incorporar estas tecnologías en lugar de aprovecharlas para hacer mejor su trabajo”. Así lo expresó Ruyu. Lo cierto es que en esta oportunidad, el cambio y la adopción de la tecnología se dio de manera mucho más rápida.
La Organización Mundial de la Salud definió esta problemática como infodemic. Es un problema al que ya nos veníamos enfrentando y que ahora se ve amplificado por el ChatGPT.
Para Ruyu, se requiere de trabajo conjunto entre gobiernos, organizaciones internacionales y empresas para moderar y filtrar el contenido que ofrezcan los modelos de lenguaje. “Frenar el avance es una utopía”, sostuvo. Además señaló que ya existen herramientas que se dedican a chequear las fuentes de información para verificar qué tan confiable es el contenido.
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