En sociedades polarizadas como la Argentina, los Estados Unidos o ahora España, las diferencias sociales y políticas acentúan la diferenciación de los contenidos a favor o en contra de una postura. Y eso realimenta el círculo de polarización.
En el hipotético 2015 de Volver al Futuro II, Marty McFly toca un botón de su campera para que ésta se ajuste perfectamente a su cuerpo. En la vida real, los seres humanos seguimos apelando a los vestidores, pero contamos con un sustituto intelectual: con sólo tocar el botón de la lupa en Google o el Me Gusta en Facebook, logramos acceder a unos contenidos perfectamente adaptados a nuestras ideologías y prejuicios. Al igual que en la película, estos desarrollos tecnológicos no necesariamente hacen que el mundo sea mejor.