El profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, Marcelo Bermolén, examinó la figura del Jefe de Gabinete de Ministros, su creación, su diseño institucional y los resultados de su puesta en práctica analizando algunos datos duros de ese recorrido, destacando hechos y situaciones especiales, que permiten arribar a algunas consideraciones específicas de esta institución tan peculiar.
Agustín Rossi se convertirá este miércoles en el vigésimo jefe de Gabinete desde que se creó el cargo, con la reforma constitucional de 1994, que buscaba erigir la figura de un primus inter pares entre los funcionarios del Presidente, al estilo de los primeros ministros europeos. El molde nunca llegó a instituirse y quedó atado a la idiosincrasia de cada uno de los ocupantes del cargo, su mayor o menor proactividad o el espacio que le dejó para actuar cada mandatario de turno.
Un informe de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral repasó el recorrido de los jefes de Gabinete a lo largo de los últimos 28 años y de once presidencias, alternando datos duros, notas de color y singularidades, como quiénes fueron los ministros coordinadores que más y los que menos duraron en su cargo, quiénes repitieron en distintos mandatos, que solo uno llegó a la Presidencia y que ninguna mujer alcanzó esa jerarquía en casi tres décadas.
“Los responsables de once diferentes intervalos presidenciales, muchos de ellos encabezados por mandatarios que abogan o han abogado por la igualdad de género y el cupo femenino en la función pública, no hallaron idónea a una mujer para ejercer el cargo y promover su designación”, señaló Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral.
Desde el primer jefe de Gabinete nombrado por Carlos Menem el 8 de julio de 1995, Eduardo Bauzá, que estuvo 333 días en el cargo, hasta Juan Manzur, que este miércoles dejará el puesto luego de 513 jornadas, la volatilidad aparece como una marca indeleble: en promedio, los jefes de Gabinete duraron 629 días, menos de 21 meses, y eso sin contar a los tres ministros coordinadores que desfilaron durante la crisis de 2001: Humberto Schiavoni, tres días durante la presidencia de Ramón Puerta; Jorge Obeid, siete días junto a Adolfo Rodríguez Saá; y Antonio Cafiero, otras tres jornadas durante el mandato de Eduardo Camaño.
Alberto Fernández aparece como el jefe de Gabinete con más recorrido en el cargo: 1886 días, la mayoría durante la presidencia de Néstor Kirchner (1660 días) y el resto durante parte del primer año de gobierno de Cristina Kirchner (226 días), del que salió eyectado en malos términos. Allí se inició la parábola que lo tuvo durante una década criticando con dureza a su exjefa política, con la que se reconcilió en 2019 y quien, a modo de espejo. en los tres años siguientes asumió el rol de censora de la presidencia de Fernández, a veces públicamente.
Con 1461 días, Marcos Peña fue el segundo jefe de Gabinete más perdurable, como único ministro coordinador de Mauricio Macri. Comparte con Fernández esa particularidad: fueron los únicos jefes de Gabinete que completaron un mandato presidencial. Pero solo eso: Peña se alejó casi enteramente del barro de la política el 10 de diciembre de 2019. Desde entonces, solo opera como consultor dentro y fuera del país.
“La Jefatura de Gabinete resulta en la práctica un ministerio más, cuyo mayor poder se encuentra en la administración de los recursos y la reasignación de las partidas presupuestarias y en la absorción de múltiples tareas burocráticas que con anterioridad recaían en la figura del Presidente. Su pretendido rol de instituto de una democracia semiparlamentaria, con superioridad sobre sus pares, manejo pleno del gobierno y moción de censura por parte del Congreso, es en la práctica una utopía, más allá de los deseos de los convencionales constituyentes autores de la reforma de 1994″, señala el informe de Austral.
“Si bien en las formas el jefe de Gabinete aparece como el ministro con mayor poder, también luce como el más expuesto, en tanto es el único con responsabilidad política ante el Congreso, que puede ser interpelado por el órgano legislativo a los efectos de considerar una ‘moción de censura’ y ‘ser removido por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de las Cámaras’”, agrega Bermolén. “En la práctica, no es lo uno ni lo otro, y su accionar se parece más a una delegación de tareas burocráticas del Presidente que al desempeño de un súper ministro”, completa el profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Austral.
“En nuestro sistema hiperpresidencialista, el Presidente sigue concentrando su carácter de jefe político, titular del gobierno y cabeza del Poder Ejecutivo Nacional. El Jefe de Gabinete no es más que un ministro coordinador al mismo nivel del resto de los ministros, aunque tiene competencias específicas en materia de presupuesto, decretos de necesidad y urgencia, legislación delegada y veto parcial. En las materias propias de cada uno de los Ministros, el Jefe de Gabinete carece de autoridad para impartirles órdenes. Y en su relación con el Presidente es un subordinado de confianza”.
El informe destaca otra particularidad de los últimos 28 años: la inasistencia del jefe de Gabinete al Congreso para informa sobre la marcha del Gobierno o la omisión del envío de informes, un mandato constitucional, carece en la práctica de cualquier tipo de sanción. Y recuerda que Manzur, por caso, estuvo casi un año calendario sin asistir a la Cámara de Diputados. El tucumano, que regresa a su provincia para ser candidato a vicegobernador de Osvaldo Jaldo, tampoco asumió nunca el rol de vocero de la gestión y eligió más bien el ostracismo ante la prensa. Esa es una de las expectativas que se abren con la llegada de Rossi, que supo ser portavoz del oficialismo en el Congreso durante su largo periplo como jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria.
El protagonismo a la hora de marcar la agenda pública, está claro, no fue una constante entre los jefes de Gabinete. Carlos Corach, ministro del Interior de Menem, asumió ese rol antes que los jefes de Gabinete Bauzá o Jorge Rodríguez. Más cerca en el tiempo, y con estilos altamente diferenciados, Sergio Massa, Aníbal Fernández y Jorge Capitanich eligieron esa senda de alta visibilidad durante las presidencias de Cristina Kirchner, no así Juan Manuel Abal Medina.
Además del caso del actual presidente, Aníbal Fernández y Jorge Capitanich comparten la particularidad de haber desempeñado el cargo en más de una oportunidad. El primero, junto a Cristina Kirchner: 886 días entre 2009 y 2011 y 287 días en 2015. El segundo, junto a Eduardo Duhalde (121 días en 2002) y Cristina Kirchner (463 días entre 2013 y 2015). Cafiero, por su parte, es el único apellido que se repite: Antonio, casi simbólicamente, durante la breve presidencia de Camaño, y su nieto, con Fernández. Santiago Cafiero, de hecho, dejó la coordinación del Gabinete para asumir al frente de la Cancillería, aunque en los hechos se mantuvo como consejero y, por momentos, vocero de la gestión y del Presidente, de cara a la interna oficialista.
El informe destaca también que, con la llegada de Rossi, Alberto Fernández iguala a Cristina Kirchner con el récord de tres jefes de Gabinete distintos durante un único mandato. Además, el actual gobierno es el que congrega la mayor cantidad de exjefes de Gabinete en funciones: Alberto Fernández, Massa (Economía), Aníbal Fernández (Seguridad) y Santiago Cafiero (Relaciones Exteriores). Y no deja pasar una contradicción: “En una administración que algunos críticos tildan de falta de gestión”.
“Como tantas innovaciones controvertidas incorporadas por la constitución de 1994, que la política se ha encargado de trastocar alterando su espíritu (ej. Consejo de la Magistratura), la figura del Jefe de Gabinete -en su recorrido- ha perdido brillo, prestigio y peso real”, concluyó Bermolén.
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