El Ingeniero Juan Pablo Cosentino, Decano de la carrera de Ingeniería de la Universidad Austral, advierte: “El desafío es no tentarse, y desplazar al hombre por la tecnología”.
Desde muy pequeño, un niño observaba a su padre, Ingeniero él, en la sala de control de la Central Nuclear Atucha 1. Inmerso en ese mundo, aquél niño fue maravillándose con los miles de luces intermitentes de los tableros y con las perillas y los monitores que brindan la información en tiempo real, del funcionamiento de una central generadora de energía y su entorno. Ese mismo niño comenzó a ir a la escuela rural de su pueblo, Lima, en el norte de la provincia de Buenos Aires. Continuó sus estudios en una escuela secundaria técnica electromecánica y eligió seguir la carrera de Ingeniería Electrónica y al mismo tiempo trabajar para solventarse la carrera. Hoy, Juan Pablo Cosentino es el decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral (UA).
Con un Máster en Comunicaciones Móviles de la Univer-sita Politécnica de Catalunya, Cosentino ocupó antes el cargo de director de la carrera de Ingeniería Informática de la Universidad Austral, además de distintas posiciones en empresas de primer nivel internacional en comunicaciones inalámbricas como Nokia, Alvarion, Samsung, y DirecTV. Los últimos años los dedicó a colaborar también con distintas universidades y organismos del país y el exterior, en Internet de las Cosas.
En el mes de septiembre, la UA organizó en su campus de Pilar, junto a la UTN Pacheco, ADIBA y FEBA, el II Congreso Internacional de Industria 4.0, con diversos paneles y con dos casos de estudio en los que se aplicó esta metodología con éxito. Con pasión, el ingeniero Cosentino contó a la revista del CAI de qué se trata.
La 4ª Revolución Industrial tiene que ver con la capacidad de transformar los datos en conocimiento y el conocimiento en acción de manera autónoma o asistida, pero no automática. El automatismo es algo que se basa en un principio de acción – reacción: si está caliente saco la mano. El 4.0 busca que ese proceso de acción – reacción sea dato – conocimiento – acción. Se define cómo transformar un dato en un conocimiento y un conocimiento en una acción, agilizando los procesos y logrando su adaptabilidad a las necesidades cambiantes.
Por lo tanto, ¿son muy innovadoras?
Si tengo un dato, que es una evidencia de que algo está pasando (supongamos algo malo), lo lógico es que tome una acción para corregirlo. El problema es que eso, cuando se hacia en papel y la evidencia llegaba, era tarde. Hoy, la particularidad de que se dé esa tormenta -que está en boca de todo el mundo- es que tenemos una convergencia de múltiples factores: un costo de procesamiento, almacenamiento y conectividad con tendencia a la baja; disponibilidad de datos digitalizados muy grande- que antes no había-, y la posibilidad de usar algoritmos, que si bien eran “antiguos” en su concepción, hoy toman una relevancia importante por el costo de procesamientos, conectividad y almacenamiento.
Yo voy al medico con síntomas -que son evidencias-, luego él transforma esos síntomas en un posible diagnóstico y sobre eso, prescribe un tratamiento para atenderlo.
¿Uno podría suponer que los ingenieros están “formateados” para pensar de esta forma?
En el 2011 el gobierno alemán conformó un grupo para trabajar en un Future Project asociado a la conversión de la industria alemana. Dos años después, dicho grupo (ACATECH) presentó un documento asociado llamado Recomendaciones para la implementación de la iniciativa estratégica INDUSTRIE 4.0. Informe final del Grupo de Trabajo Industrie 4.0, documento sobre la necesidad de reformatear la industria alemana para seguir siendo, de alguna manera, el capitán de la Industria. Allí es cuándo se preguntan, “¿qué tenemos que hacer?”.
Trabajar sobre cuatro pilares fundamentales para lograr esa adaptabilidad: el primero, la estructura organizacional de las empresas; el segundo, que tiene que ver con la cultura dentro de la empresa; tercero, el que tiene que ver con los recursos humanos y tecnológicos y cuarto que tiene que ver con los sistemas de información, porque recordemos que el dato acá, es el vector. Se trata de una cultura de cambio definida.
“Y es interesantísimo esto que pasó en el Congreso, porque tuvimos dos casos de estudio que son Molinos y Coto, donde contaron que el desafío se trata de transformar culturalmente antes de transformar digitalmente. Es decir, que el paso natural es una transformación cultural, previa a una transformación digital.”
¿Cómo es la experiencia de transmitirles esto a los estudiantes de las carreras de ingeniería?
Esto no es una carrera en sí, sino que es una óptica con la que vemos las carreras. Nosotros queremos formar a nuestros ingenieros y queremos que sean los actores de la 4a Revolución Industrial: creativos, innovadores y con una visión sostenible que aumentan al hombre sin desplazarlo, porque el gran desafío, acá, es el de no tentarse y desplazar al hombre por una tecnología.
Acá hay un término, un nombre que se está acuñando, que es la Responsabilidad Social Tecnológica. Las empresas tienen que entender que la Transformación Cultural, previa a una transformación digital, es parte de esta Responsabilidad Social Tecnológica. Que si un puesto desaparece como tal, esa persona tiene que reconvertirse, transformarse no sólo culturalmente sino en habilidades para poder hacer otra cosa que aporte más valor, porque este avance llegó para aumentar la eficiencia, no para despedir personal. A veces pongo un ejemplo: si yo estoy usando algoritmos de visión artificial para seleccionar frutas de mejor calidad que las que puede seleccionar una persona, lo que tengo que hacer es usar ese algoritmo para seleccionar un producto de más calidad que permita generar un valor adicional que antes no tenía.
El objetivo clave en esto es el aumento de la capacidad del hombre, ¿no?
Hoy se discute cuál va a ser el rol del hombre en la fábrica del futuro. Y la realidad es que no tenemos gente formada para la fábrica del futuro, no es que no tenemos la tecnología. No tenemos la gente formada para mantenerla y para hacerla funcionar. Hoy hay un déficit: ya no se trata más del aprendizaje de por vida, sino que vamos a la empleabilidad de por vida. El aprendizaje de por vida es casi un modo autónomo de aprendizaje, en el que yo quiero aprender algo que me gusta y no necesariamente me hace empleable. La empleabilidad de por vida es la aptitud de la persona para encontrar y conservar un trabajo. Por tanto, la empleabilidad, tiene una visión más pragmática de mi futuro, en ese sentido.
Y en ese sentido, ¿en qué estamos en la Argentina?Estamos trabajando en una plataforma, en el sentido conceptual, para ayudar a una a transformarse en 4.0. También estamos trabajando con el Ministerio de Producción, particularmente con la SEPyMe, y con nueve universidades nacionales, en cómo es el proceso de transformación de la industria para aquellas que deseen transformarse: talleres de sensibilización, mapeo de capacidades, índice de madurez, para ver dónde estoy respecto a dónde debería estar. Si lo que busco es adaptabilidad, la pregunta sería: ¿Cuánto debería tardar en recepcionar un pedido, procesarlo y adaptarme a la necesidad?
Cuando veo a los aspirantes de las carreras, trato de despertar siempre la curiosidad para fomentar la transformación cultural, porque, dentro de 20 años, cuando ellos estén tomando posiciones gerenciales, van a tener que seguir adaptándose cambiando el modo de hacer ese trabajo. La transformación cultural es un cambio continuo.
¿La industria 4.0 se puede aplicar a todos los oìrdenes de la vida o de los trabajos?
Esto aplica a diversos órdenes. La adaptabilidad es algo que el ser humano tiene innato. Siempre pongo este ejemplo; vengo por una ruta y me encuentro con leones y corrijo la dirección o uso el Waze para llegar por el mejor camino, que me va a dar una adaptabilidad de ruta óptima en función de datos -que son evidencia- que se transforman en conocimiento y ese conocimiento en una acción que corrige mi ruta.
Entonces, el 4.0 se puede aplicar en un país pobre como en un país rico, ya que no es algo que tenga que ver con lo material sino con un modo de hacer. Es un modo de pensar y de resolver los problemas que, paradójicamente, es adaptable a cualquier nivel económico, a cualquier persona y a cualquier ámbito de la vida. Tenemos que entender que naturalmente somos adaptables y que eso nos ayuda a subsistir. La frase “equipo que gana no se cambia», no va más.