Durante la primera semana de diciembre de 2015, tras haber alcanzado el objetivo de organizar los primeros debates presidenciales en Argentina, los miembros del Comité Ejecutivo se reunieron para celebrar este hecho histórico y hacer un balance del proceso.
En la reunión rememoraron los momentos más críticos y cómo se fueron resolviendo y afrontando los desafíos que se plantearon en los dos años de existencia de la iniciativa; cómo se fue consolidando la metodología de trabajo y cómo a través de reuniones y debates internos se fue construyendo una estrategia de incidencia exitosa desde la sociedad civil que dio lugar a un hecho histórico. El análisis del pasado puso a los integrantes del Comité Ejecutivo en la posición de mirar hacia el futuro y planteó el interrogante acerca de cuál es el modo de hacer permanente este bien público y, consecuentemente, la estructura de incentivos favorable al debate, así como cuál debía ser el rol de Argentina Debate de cara a los próximos años.
Este dilema generó posiciones encontradas. Si bien todos los integrantes del Comité Ejecutivo coincidieron en la importancia de que Argentina Debate continuara existiendo, se planteó el dilema respecto del alcance de sus actividades y de su rol en tanto actor en la escena pública.
Por un lado, algunos integrantes del Comité, representados por Francisco, consideraron que Argentina Debate debería continuar siendo el actor garante de los debates presidenciales con alta presencia pública, sosteniendo la imagen de la marca. Es sector sostuvo que, si bien los dos primeros debates lograron un hecho histórico, para que se conviertan en una tradición y se institucionalicen como parte de la cultura política de nuestro país, es necesario que en las próximas elecciones los debates efectivamente ocurran.
En este sentido, Francisco expresó “Para lograr una institucionalización estable de los debates, Argentina Debate debe realizar actividades entre elecciones que fomenten la cultura del debate. Esto debería apuntar a dos objetivos más inmediatos. Por un lado, fomentar en diversas instancias (electorales y no electorales) una mejor calidad del debate público. Por otro lado, tenemos que mantener vigente la marca y la recordación pública de Argentina Debate. Es deber de esta iniciativa ocupar un rol central, ya no solo por su legitimidad, conocimiento y vinculación a través de la red internacional de debates presidenciales, sino fundamentalmente por su experiencia en la organización de los primeros debates presidenciales argentinos”. Agregó, además, que: “Argentina Debate dispone de un camino recorrido y cuenta con un prestigio público que debe poner en valor en pos de generar en cada año electoral mejores equilibrios institucionales a través de debates de mayor calidad”.
Frente a este sector, otros integrantes del Comité, representados por Esteban, consideraron que la iniciativa debía continuar actuando en su ámbito de incidencia específico, es decir, en los años de elecciones presidenciales.
“Dados los objetivos y misión que planteamos cuando impulsamos esta iniciativa, la realización de actividades durante los años no electorales implicaría extender el alcance que propusimos inicialmente, generando de esta forma una distorsión en las misiones y funciones de Argentina Debate. Personalmente, considero que Argentina Debate dispone de autoridad y conocimiento para contribuir a la organización de los debates presidenciales, como actor que siempre ejercerá presión social para su realización, inclusivo cuando puedan ser otros actores, como los medios de comunicación o el Estado, quienes estén a cargo de la organización