El despegue argentino: 1853 – 1930 (CT-C9-ARNCMOE)

El despegue argentino: 1853 – 1930: modelo de país y coordinación de las Políticas públicas

Código Casoteca: CT-C9-ARNCMOE

Autor: Martin Lopez Amoros

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Resumen:

Entre 1870 y 1914 occidente transcurrió un periodo de paz y desarrollo económico sin precedentes. Las mieles de la reciente revolución industrial moldearon un nuevo tipo de orden mundial en el cual Argentina se insertó como un actor relevante. Lamentablemente, el estallido de la Primera Guerra Mundial –o Gran Guerra, para sus contemporáneos- marcó un cambio profundo y drástico en las relaciones económicas internacionales. El conflicto bélico puso fin al crecimiento financiero, comercial y demográfico de las potencias para dar comienzo a un periodo oscuro en el que se revertiría buena parte de las conquistas económicas alcanzadas hasta ese momento.
El contexto imperante hasta entonces había sido de vital importancia en el desarrollo y auge del modelo de crecimiento y desarrollo económico argentino, el llamado Modelo Agroexportador. Aunque no exento de dificultades, este modelo, apoyado fundamentalmente en la inserción de la Argentina en el esquema de división internacional del trabajo mediante la explotación de sus ventajas comparativas, había permitido al país alcanzar significativas tasas de crecimiento que no volverían a observarse en la historia posterior.
El estallido de la Gran Guerra marcó entonces no sólo un lamentable punto de inflexión para la historia mundial (nunca antes un conflicto bélico había alcanzado tales dimensiones) sino que además, y esto es lo relevante para este caso, marcó el final del “mundo ideal” para el Modelo Agroexportador. A partir de ese momento, las lentas pero continuas transformaciones comerciales que surgieron como respuesta al nuevo orden mundial convirtieron, gradualmente, a Argentina en un actor secundario.
Hoy existe un amplio consenso, impulsado en primera instancia por detractores contemporáneos al modelo pero luego continuado por la corriente revisionista nacional, que sostiene que este cambio de paradigma en la economía mundial generó, en la práctica, que el Modelo Agroexportador se tornara inviable como modelo de crecimiento y desarrollo a mediano plazo. Pero hay mucho menos consenso en torno a lo evidente de esa sentencia para los policy makers que debieron tomar decisiones a partir de 1914.
Dado que las decisiones de política económica deben tomarse en tiempo real, con todos los condicionamientos que esto implica en torno a la disponibilidad de información, surge como válida la pregunta: ¿había argumentos suficientes, en 1914, para abandonar un modelo económico exitoso y comenzar a transitar el largo y sinuoso camino del cambio de modelo económico? Tanto historiadores económicos contemporáneos como Aldo Ferrer o Mario Rapoport, o más cercanos a aquel periodo, como Alejandro Bunge, han manifestado que fue un error de política mantener el modelo agroexportador, lo cual supone que la información existente en ese momento era suficiente para tomar un camino alternativo. Otro conjunto de historiadores, con referentes como Pablo Gerchunoff, entienden que el rumbo que tomaría la economía internacional no era tan claro en ese entonces y que, por lo tanto, mantener el modelo preexistente no era ilógico a la luz de esa información.