¿Puede la inteligencia artificial dar una ‘mente’ a las máquinas?
A lo largo de la historia la mente ha sido concebida como una sustancia distinta del cuerpo o como una parte, un proceso o una propiedad de este. El funcionalismo ha asociado la dualidad mente-cerebro más fuertemente con los conceptos «equivalentes» de software-hardware provenientes del ámbito de las ciencias de la computación.
La enorme evolución del software a través de la inteligencia artificial (IA) ha permitido emular varios aspectos de la inteligencia humana, que ha sido la motivación de la IA desde sus inicios. Un hito importante en esta evolución son las técnicas bioinspiradas de aprendizaje profundo que han posibilitado la implementación de sistemas prácticos de IA de propósito general. Sin embargo, ¿puede esta evolución llegar a dotar de una mente real a nuestras computadoras?