Las imágenes de Bahía Blanca, sumida en el caos por las intensas inundaciones, han sacudido la conciencia colectiva de nuestra sociedad. En solo unas horas, la ciudad pasó de ser una comunidad tranquila a una zona de desastre, donde las calles se convirtieron en ríos de barro, viviendas desaparecieron bajo el agua y la infraestructura colapsó por completo. Lo que parecía impensable, ocurrió. Y la tragedia está en pleno curso.