13.04.2025
CLARÍN

Ética del entusiasmo

Autor: Carlos Álvarez Teijeiro

Casi de manera tan inexorable como imperceptible, el entusiasmo se nos ha convertido a todos en el mandato afectivo de la sociedad del rendimiento, por lo que ya no es una emoción espontánea, como lo ha venido siendo a lo largo de la historia, sino un instrumento de producción, una sofisticada herramienta de autoexplotación voluntaria. Así, en efecto, bien podría afirmarlo Byung-Chul Han, el sujeto del rendimiento no solo trabaja, además lo hace con una sonrisa performativa, con un entusiasmo que oculta su propia, penosa e ignorada alienación.

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