“La esperanza tiene un rostro humano” escribió el Papa Francisco en un libro recientemente publicado a propósito del Jubileo de la Esperanza que inauguró el pasado 24 de diciembre con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro. Desde entonces cientos de personas han empezado a desfilar por la ciudad de Roma con el deseo de cruzar esa misma puerta. Son los llamados “peregrinos de la esperanza” y algunos son su retrato vivo. Es el caso de dos mexicanos, Violeta y Jesús. El último día del año, durante la oración Te Deum con el Papa en la Basílica de San Pedro, no se sabía qué llamaba más la atención, si el esfuerzo de ella por abrirse paso entre la muchedumbre con la silla de ruedas de él, o la sonrisa de ambos.