El cáncer, en sus distintas formas de presentación, fue clásicamente tratado con una tríada compuesta por cirugía, radioterapia y quimioterapia. Sin embargo, en las últimas décadas, este tratamiento evolucionó significativamente. La inmunoterapia y las terapias moleculares dirigidas son dos enfoques que se suman a la quimioterapia convencional, con la que coexisten y a la que complementan, ofreciendo esperanzas de mayor sobrevida y mejor calidad de vida allí donde los resultados no siempre eran los esperados.