Infancias hiperexigidas

21.08.2022

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Autor: Mariángeles Castro Sánchez

La búsqueda de la perfección es una carrera perdida en el arranque. No existen madres ni padres perfectos, como tampoco los hijos lo son. Sin embargo, solemos creer que la confirmación del grado de bondad de nuestro ejercicio parental son los logros personales de nuestros chicos. Es claro que estos pueden servir para posicionarnos de cara a los demás y ser también la medida de la aprobación del propio examen de conciencia. Porque lo consideramos un indicador de que estamos haciendo las cosas bien, el éxito de los hijos y su reconocimiento social nos sitúan en el podio de los buenos padres. Pero, ¿qué pasa cuando ese triunfo público no llega, cuando nuestros hijos o hijas, por más que lo intentan, no destacan por encima de la media en ningún campo?

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